Aunque el mundo sea muy innovador y la tecnología nos llene los ojos, hay quienes aman el mar y desean surcar sus aguas a la ‘antigua usanza’, sobre un barco de madera (una nave clásica), el cual te traslade a épocas de otrora y le permita sentir la experiencia de la navegación a plenitud, es esa la razón por la que tantos armadores aún tienen a la madera como el material principal para las construcciones.
Si nuestro deseo es tener un barco de madera sí o sí, debemos ser cuidadosos y no apresurar la decisión de compra más aún si no eres un experto, lo indicado es contar con la ayuda de un asesor especializado, pero si deseas ojear tu objetivo, algunos puntos que tendrás que valorar son:
La cubierta. Esta sin dudas es la parte más importante de una embarcación, por ello es fundamental de verificar si tiene filtrado de agua; para hacerlo no es necesario ser un erudito en el tema, sólo elige un día muy soleado para realizar la inspección, báñala en agua y espera a que el agua se evapore, los puntos que más se demoren en secarse pueden sufrir de filtraciones, y algunos puntos clave para buscarlos son; las juntas de teca, tornillos o clavos (más si son de bronce) pues la corrosión daña la estructura y rincones.
Otro aspecto importante es el barnizado. En ocasiones los barcos lucen espectaculares, relucientes y muy estilizados, pero esconden una madera débil, con filtraciones o corrosión (esto aplica para los pisos, paredes y mástiles). Por otro lado si la madera se encuentra reseca, puede ser igual de peligroso, pues podría quebrarse al no tener suficiente flexibilidad, por ello un buen barniz alquídico te ayudaría. La revisión constante es importante, pues la humedad natural (dependiendo del clima) en ocasiones no es suficiente y darle un retoque de barniz u otro líquido protector e hidratantes para librarlo del carcoma.
Si tiene permiso para accesar a la parte interna del barco, podrás verificar la pintura de la sentina, ya que la mayoría de los astilleros una un tono grisáceo para esta zona, si la hallas ‘alégrate’, pues el bote no debería haber sufrido desperfectos o reparaciones, y al ser una pintura resistente al agua, las filtraciones de humedad podrían estar alejadas, también sólida para los cambios de temperatura y el oleaje.
Verificar la quilla puede ser uno de los pasos más difíciles si la embarcación está sumergida, pero no la podemos obviar ya que los pernos que se usan en este tipo de embarcaciones (de bronce o hierro) son altamente propensos a la corrosión cuando no se les da el mantenimiento adecuado. Sino deseas explorar bajo el agua o no cuentas con el equipo adecuado, puedes pedir una ‘navegación de exploración’, y corroborar si hace agua, si funciona las palancas de presión accionan las maderas para que el agua entre y salga, de suceder esto, es síntoma de que todo funciona bien (al menos por el momento).
A pesar de que un barco de madera te brindará experiencias únicas, innegablemente necesita mayor cuidado y atención que uno con fibra de carbono, pero mientras no existan filtraciones, humedad excesiva, engranajes oxidados o madera en mal estado, de seguro la pasarás muy bien al navegar como indican los libros de texto.